viernes, 17 de enero de 2014

LA IMPORTANCIA DE LA IMAGINACIÓN

     La imaginación y la creatividad son aptitudes que existen desde que nacemos pero, para formar una personalidad creativa e imaginativa es necesario poner al alcance de los niños los medios e instrumentos necesarios para su desarrollo.

     Ahora tenemos en cuenta la importancia del mundo interno del niño, sus sentimientos, pensamientos y la forma de expresarlos.No hay que olvidar que el contenido interno del niño es muy rico, no sólo sabe cosas sino que las siente, lo que le hace capaz de expresar y, por tanto, de crear.


     La imaginación llega al niño a través del juego.El juego de imaginación en tu hijo de edad preescolar no sólo le sirve para divertirse, sino que le ayuda en su desarrollo emocional y social. Para ello es necesario alentar la imaginación por varias razones:


Mejora el vocabulario:

      Los cuentos y las historias ayudan a los niños a desarrollar su imaginación y estimulan su lenguaje, a la vez que se establecen lazos muy fuertes entre quien lo cuenta y él, es como si juntos fueran a universo paralelo.
      






Capacidad de tomar el control:
     Cuando un niño finge ser un personaje en su juego, pone en práctica cosas que ha aprendido y controla los resultados de las situaciones que crea.



 Aprender reglas sociales:

     Llevarse bien con los demás niños de su edad es difícil para los más pequeños. Pero cuando los niños se juntan a jugar, no sólo está explorando su mundo de fantasía sino que también está experimentando con reglas sociales reales acerca del compartir con los demás, esperar su turno, interacciones sociales y resolución de conflictos.



 Resolución de problemas:
     Imaginar situaciones le enseña al niño a pensar creativamente en la vida real.Tienen más recursos para lidiar con desafíos y situaciones difíciles desde que son pequeños hasta la adolescencia y la adultez.


     Gracias al juego, se desarrolla la imaginación, la capacidad creativa, el juego constituye el núcleo esencial del desarrollo, ya que sin experimentación, sin manipulación, sin la invención de estrategias de acción, el niño no conquistaría nuevos espacios, no descubriría ni recorrería nuevos caminos.