El verano, el calor, nos permiten la posibilidad de disfrutar del aire libre, de los juegos de agua que sabemos que en los niños no se queda solo en el juego, si no en la manera de explorar y dar rienda suelta para ver quién es el que más se moja. Pero en eso consiste, en dejarlos libres para fomentar en ellos la creatividad, guiarles, dándoles los materiales que necesitan para que su imaginación fluya y convierta el juego en magia.
¿Quién diría que sin pintura salieran obras de arte? o aprender los colores desde otra perspectiva, o jugar con los trasvases fuera algo que tenemos en casa a mano y puede ser un gran aprendizaje...
Pero bueno, este tiempo de pandemia con los niños en casa, seguro que nos ha servido para reinventarnos, para crear juego donde antes no lo había. ¡Pues seguiremos explorando!
Terminamos el curso con la ilusión de encontrarnos nuevas caritas, nuevos abrazos, con las ganas de seguir haciendo felices a los niños que acompañamos en este camino, preparando nuestro centro para ellos. Sin olvidar a aquellos que se han hecho mayores y comienzan un nuevo camino, porque nos quedamos con un pedacito de ellos igual que ellos se llevan un pedacito de cada una de nosotras.
Este curso nos ha acompañado una frase que muchos niños cantan con esa alegría que les caracteriza, por eso queremos compartirla con todos vosotros y que se convierta también en vuestro objetivo principal de este verano y por qué no, de la vida.